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El Rincón de Timoteo: Critica, tutelas, fiestas y política descarada

En esta entrega, Timoteo se despacha con sus chismes y críticas: desde la tutela en San Félix y el abandono de CRAMSA, hasta el Festival de la Leche, la Noche del Fuego y las condecoraciones vergonzosas. Con humor populachero y sin pelos en la lengua, pone todo sobre la mesa.
Timoteo, y El Rincon de Timoteo
¡Ajá, pues! ¿Qué más, mi gente? Aquí les habla Timoteo, el que siempre anda metiendo la nariz donde no lo llaman, porque si no fuera yo, ¿quién les contaría las vainas como son? No esperen palabritas finas ni discursos de doctores, porque yo digo las cosas de frente, sin pelos en la lengua y con las patas en la mesa.
 
Este es mi rincón, el lugar donde se sueltan los chismes, se sacan los trapitos al sol y se dicen las verdades que a muchos les arden. Aquí no hay respeto por títulos ni por corbatas, porque yo hablo como me da la gana, con las faltas de ortografía que me acompañan desde que aprendí a escribir en la escuela del barrio.
 
Así que acomódense, prendan el fogón del chisme y prepárense pa’ escuchar lo que este viejo metido tiene pa’ soltar hoy. Porque si algo me sobra es lengua, y si algo me falta es vergüenza.
 
Bueno, bueno, mis queridos oyentes de chismes y cuentos, aquí les traigo la primera aclaración porque yo también me equivoco, ¿o qué creen, que soy perfecto? La semana pasada les solté la lengua sobre la acción de tutela que pusieron en San Félix contra el modelito del palacio exrosado, y resulta que metí la pata hasta el fondo. Yo dije que los que habían puesto la tutela eran los de la Acción Comunal, y vea, no eran esos muchachos, eran los de la Junta Administradora Local. ¡Qué pena con los de la Acción Comunal, hombre! Les di créditos que no eran, y eso no se hace, porque uno tiene que saber a quién le pertenece el chisme y la gloria.
 
Así que aquí estoy, con la cara dura como siempre, pero con la honestidad de reconocer que me equivoqué. Porque Timoteo podrá ser mal hablado, metido y chismoso, pero no soy tan descarado como para no pedir disculpas cuando toca. A los de la Junta Administradora Local, mis respetos, porque fueron ustedes los que se fajaron con esa tutela, y a los de la Acción Comunal, tranquilos, que yo sé que ustedes también hacen lo suyo, pero esta vez no eran ustedes los protagonistas.
 
Y pa’ que vean que el cuento sigue, resulta que al modelito le dieron 48 horas pa’ responder la tutela. Nosotros creíamos que eran dos días como debe ser, pero no, ahora resulta que eran 48 horas hábiles, o sea seis días completicos. ¡Qué ayudita, no! Eso es como darle tiempo pa’ que se acomode, pa’ que piense bien la respuesta y pa’ que se ría de los que creen que la justicia es rápida. Así cualquiera, con semejante regalito de calendario.
 
¿Se acuerdan de CRAMSA, esa obra tan bonita y funcional que se hizo en Salamina hace ya sus buenos años? La hicieron pa’ controlar la erosión que amenazaba con tragarse la ciudad, y quedó de lujo: senderos ecológicos, caminitos pa’ pasear y hasta un señor que hacía de guía y cuidaba el lugar como si fuera su finca. Eso era orgullo pa’ mostrarle a cualquiera, porque uno podía ir a caminar y respirar aire puro sin miedo a que la tierra se viniera abajo.
 
Pero vea, como todo en este pueblo, lo que empieza lindo termina olvidado. No sé si ahora está bajo la administración de Corpocaldas, pero lo cierto es que lo tienen tirado, abandonado, como si no valiera nada. Y yo, que soy metido y no me quedo callado, invito al modelito del palacio exrosado y al malacaroso de planeación a que se den un paseíto por allá. Que vayan, que miren con sus propios ojos cómo está la cosa, a ver si les da por hacer alguna gestión pa’ que esa obra reciba el mantenimiento que merece.
 
Porque ojo, no vaya a ser que en un futuro no muy lejano la erosión vuelva a hacer de las suyas y se nos venga encima lo que esa obra logró controlar. Y ahí sí, ¿quién va a responder? ¿El modelito con sus discursos bonitos? ¿El malacaroso con sus planos llenos de rayitas? No, señores, la naturaleza no espera, y si no se ponen las pilas, CRAMSA va a ser otro recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Tengo que aclarar que ahora CRAMSA es Corpocaldas.
 
Y vea, el día de la Virgen me fui pa’ San Félix, porque yo no me pierdo el Festival de la Leche ni por nada del mundo. ¡Qué berraquera, hermano! Eso estaba a reventar: hoteles llenos, turistas por montones y los productos lácteos pa’ chuparse los dedos. Yogur, quesos, mantequilla y arequipe, todo fresquito y sabroso, nada que envidiarle a Alpina de Sopó allá en Cundinamarca. Es más, me atrevo a decir que el arequipe del Safeleño, de Multilácteos San Félix, es superior, ¡y eso que yo soy bien catador de dulces! Con un quesito campesino al lado, nadie puede pedir mejor manjar.
 
El pueblito estaba alegre, lleno de música y fiesta, y yo pensé: ojalá todos los años sigan con esta celebración, porque San Félix lo merece. Después me pegué el paseíto hasta La Samaria, la tierra de Soreyma, la guardiana de la palma de cera, esa hermosa leyenda que don Eleuterio convirtió en libro y que ahora será editado en Argentina. Y yo digo, con toda la sinceridad del chismoso que soy: “nadie es profeta en su tierra”. Felicitaciones, amigo editor, porque eso es muy bueno pa’ usted y un orgullo pa’ mí ser su amigo.
 
Así que ya saben, el Festival de la Leche no es solo un evento, es un motivo pa’ sentirse orgulloso de lo nuestro, pa’ mostrarle al mundo que aquí también sabemos hacer las cosas bien. Y si no me creen, vayan y prueben ese arequipe con queso campesino, y después hablamos.
 
Ahora sí, hablemos de política, que eso me gusta más que el arequipe con queso campesino. Por ahí vimos a un personaje que ni siquiera es de aquí, sino de un municipio cercano, haciéndole campaña a don Octavio Cardona, el jefe del modelito del palacio exrosado y del ex Juapis, pa’ las próximas elecciones. Y yo me pregunto: ¿qué tiene que venir a hacer aquí alguien de afuera, como si no tuviéramos suficientes descarados propios?
 
Recordemos que a este personaje, el alcalde del bicentenario, tronco de nombre, lo condecoró dizque por los servicios prestados a Salamina. ¿Cuáles servicios, ah? Porque yo no he visto ni uno. Y lo más descarado es que esa condecoración se la dieron en pleno bicentenario, como si fuera el chiste del todo el Bicentenario. ¡Qué burla, hermano! Eso fue como ponerle medalla al que nunca hizo nada, mientras muchos que sí han trabajado por el pueblo ni siquiera reciben un gracias.
 
Y pa’ completar la vergüenza, ahí está el inútil Octavio recibiendo esa condecoración como si fuera un héroe. Eso sí debería devolverlo, porque es más una bofetada a la gente que de verdad ha hecho algo por Salamina. Es una condecoración vergonzosa, grotesca, inmerecida, y lo peor es que la recibe sabiendo a conciencia que no le corresponde. ¡Qué descaro, qué vergüenza!
 
Y súmele el famoso monumento al farol, que más que orgullo parece un horror. Una obra que no representa nada, que no dice nada, que solo sirvió pa’ gastar plata y pa’ que los políticos se tomen fotos. Así estamos, entre condecoraciones ridículas y monumentos inútiles, mientras el pueblo sigue esperando obras que de verdad sirvan.
 
Y ahora sí, hablemos de la famosa Noche del Fuego, que estuvo espectacular, sí señor, realmente espectacular. Pero no me vengan con cuentos, porque aunque la fiesta brilló como nunca, se está perdiendo la verdadera intención y el espíritu con que nació. Eso que era comunitario, cultural, de unión del pueblo, se fue quedando atrás pa’ darle paso a la rumba desenfrenada, al aguardientico y a la música de parranda y despecho. Ya no es tanto la tradición, sino la borrachera y el desorden.
 
Dicen que llegaron más de quince mil turistas, y claro, eso suena bonito pa’ las estadísticas, pero también dejó ver la improvisación y las falencias. No había dónde parquear ni una bicicleta, los hoteles y residencias reventados, se copó la capacidad de Salamina en todos los sentidos. La gente caminando como sardinas en lata, y los organizadores mirando pa’ otro lado.
 
Y ojo, no digo que no estuvo bien, porque sí, estuvo muy bien, aunque nos pese decirlo. La pólvora, las luces, la emoción de la gente, todo eso fue un espectáculo que cualquiera quisiera repetir. Pero si seguimos así, la Noche del Fuego va a terminar siendo solo una excusa pa’ la rumba y el trago, y se nos olvida que nació como una fiesta de comunidad, de cultura, de identidad.
 
Así que ahí les dejo la reflexión, porque bonito es bonito, pero también hay que cuidar lo que nos pertenece, pa’ que no se convierta en otra feria más de borrachera y olvido.
 
Y pa’ cerrar con broche de lata, hablemos del mal gusto del modelito del palacio exrosado. Se gastaron un poconazo de plata comprándole a ya saben quién unas luces pa’ colgar en los balcones del palacio, que ahora dizque luce blanco y ocre. Pero vea, sin ningún diseño, como si hubieran colgado bombillos de feria. ¿Por qué no le aprendieron a la Chec y le pagaron a ellos pa’ que hicieran una decoración navideña digna de un palacio municipal? Eso sí hubiera sido bonito, pero no, prefirieron el remiendo barato.
 
Y digo “terminaron de pintar”, pero la verdad es que no. Las puertas y ventanas quedaron sin retoque, como si se les hubiera acabado la pintura o la plata. ¿O será que el arquitecto malacaroso se olvidó de ponerlas en el contrato? ¡Qué desorden, hermano! Eso es como vestirse de gala y dejarse los zapatos rotos.
 
Y para rematar la fiesta, no solo tronó la pólvora del siete de diciembre, también parece que se encendieron otras mechas. En el “San Fernando” corre el chisme de que la pintada de la alcaldía salió por $110 millones, contratada con cuadrillas llegadas desde Manizales. ¿Y la gente de aquí qué? Lo curioso es que los pintores de toda la vida en Salamina, los famosos “Mechas” del Barrio Obrero, habían presentado una propuesta por la mitad de ese costo… y ni los miraron. Algo extraño se esconde en esa decisión, y vaya uno a saber si fue capricho del alcalde o presión de don Cardona. Como decía mi abuelo, ahí quemaron pólvora de sobra.
 
Y ahora, mientras tanto, toca esperar que el alcalde responda como debe la tutela de la Junta Administradora Local de San Félix, y que también conteste el derecho de petición que le llega piernas arriba pronto. Porque si no, ahí sí se le va a prender la pólvora, y no la de la Noche del Fuego, sino la de la gente cansada de tanto mal gusto y tanta improvisación.
 
¡Bueno, mis queridos oyentes del chisme y la crítica! Aquí Timoteo se despide por ahora, porque la lengua también necesita reposo pa’ que no se me seque. Nos vemos dentro de ocho días, justo en vísperas de Navidad, donde les voy a traer mi propio cuento navideño, bien al estilo populachero y sin adornos de curita.
 
Así que vayan preparando el aguardientico, el buñuelo y la natilla, porque lo que viene será puro cuento de Timoteo, con chispa, con picardía y con esas verdades que arden más que la pólvora de la Noche del Fuego. ¡Hasta pronto, mis amigos, y no se me pierdan!
 

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