A propósito del decreto 1421 de 2017 y la Ley 2216 de 2022, a través de los cuales se establece la educación inclusiva y el desarrollo integral de niñas, niños, adolescentes y jóvenes con trastornos, discapacidades y dificultades específicas de aprendizaje consagrados por el Ministerio de Educación Nacional (MEN), cuyo objetivo fundamental es reglamentar la prestación del servicio educativo para esta población, que en consecuencia debido a su condición, presenta barreras para el aprendizaje, la permanencia y el acceso a la “educación de calidad” tal como lo ha establecido la (ONU, 2015) en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, específicamente en el ODS 4, para que así las niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) del mundo puedan transitar por la educación de calidad en las aulas regulares desde la primera infancia hasta la formación superior.
Estrategia direccionada hacia la inclusión social, priorizando el acompañamiento a educandos en condición de vulnerabilidad que requieren de atención a sus necesidades de aprendizaje específicas. Es así como la escuela, a mi ver, “aún extraviada entre los socavones de la formación tradicional positivista, instruccional, automatizada, instrumentalizada, conductista, memorística, opresora y autogenésica” tendrá que resignificarse, repensarse y reinventarse para dar cumplimiento efectivo a esta población específica, en tanto se requiere la promoción de transformaciones estructurales que garanticen la participación efectiva de las personas con distintos tipos de discapacidad, eliminando las barrearas y promoviendo la participación en el aula regular.
Develada la problemática expuesta, se precisa disponernos frente a cuestionamientos constantes a partir de posturas críticas y analíticas, desde perspectivas de racionalidad -autocrítica y abierta al diálogo- y no desde la racionalización -adoctrinante y dogmática-, que nos conduzcan hacia respuestas razonables, reflexivas y transformacionales reales, por consiguiente, deberemos cuestionarnos sobre el orden de las cosas, por ejemplo, ¿qué hace que la especie humana de forma inmanente tienda a la depredación de la ecología medio-ambiental?, ¿qué se necesita para culturizar a la raza humana desposeyéndola del egoísmo, individualismo y la codicia egocéntrica que permean su sentir?, ¿Cuáles son las características concluyentes para que la educación y la condición humana fueren garantes de una cultura en la que de forma connatural el raciocinio humano provea normalidades en las que la inclusión social y el bien común sean la brújula que nos oriente y nos permita el bienestar colectivo y salud mental fundamentales para la calidad en la existencia de los seres vivientes?, ¿Qué efectos colaterales devendrían a la sociedad y a la cultura si se implementara una pedagogía humanescente, autoestructurante e intercultural, incluyente y armonizada para las nuevas generaciones, teniendo en cuenta las emergencias y necesidades reales inmanentes en tiempos complejos de postmodernidad, vertiginosos, inestables y de incertidumbre?
En efecto, se precisa, por consiguiente de una infinidad de discusiones que gestadas en esta dirección se debatan, en el marco de las emergencias de discernimientos posibilitadores para la construcción, de-construcción y re-construcción de saberes situados, a partir de la disposición continua de mesas de conversación en cuanto espacio académico exista, tanto en Salamina, como en todo Caldas, Colombia, América Latina y el mundo, propendiendo efectivamente por el encuentro con respuestas a éstas y todas las demás interpelaciones que circulan en el ambiente y, que además, garanticen las transformaciones sociales urgentes y reales a las cuales estamos convocados todos y todas, procurando aproximaciones constantes durante el trayecto hacia el adentramiento en la nueva era de la postmodernidad y de la Postverdad, con otras formas, mapas y territorios diferentes.
En este orden de ideas, reseñaré, de entre otras estrategias que han emergido durante mi ejercicio como docente y asesor académico en la formación superior, básica y media educativa, específicamente, en términos de inclusión escolar, una estructura humanizante implementada a partir de las herramientas educativas (PIAR) Plan Individual de Ajustes Razonables (MEN, Decreto 1421 de 2017), y el (DUA) Diseño Universal para el Aprendizaje (Centro de Tecnología Especial Aplicada, CAST, años 90), que he denominado (PIAFPSA) Plan Integral de Acompañamiento y Fortalecimiento Psico-Socio-Académico. Proyecto que impactó de forma significativa la mitigación de las barreras para el aprendizaje, disminuyó el fracaso académico y la deserción estudiantil. Asimismo, fortaleció la orientación escolar y vocacional, y apunta por la estructuración de una puesta en escena áulica regular armonizada, incluyente, solidaria donde se vislumbra el trabajo colaborativo durante el proceso enseñanza-aprendizaje.
Perspectiva, a partir del cual, se deberá pensar la orientación escolar triangulada por una alianza genuina entre la Escuela-Familia-Estudiante donde la comunicación asertiva-efectiva, “en términos de construcción en conjunto, de esa nueva escuela, para la formación integral del sujeto que estudia”, sea la carta de navegación garante de una verdadera transformación educativa, utilizando modelos de orientación e intervención psicopedagógica desde la cual sean eliminadas las barreras para el aprendizaje y creadas nuevas brechas de posibilidad, cuya finalidad sea ofrecer solución a determinadas dificultades emergentes en la población infantojuvenil en tiempos postmodernos.
En consecuencia, se deberá enunciar que este plan integral de acompañamiento se presenta como una herramienta de oportunidad-posibilidad fundamental, entre muchas otras existentes en diversas instituciones educativas, encaminada a enfrentar los problemas y desafíos propuestos a la Escuela por la postmodernidad en el orden académico, psicosocial y familiar: entre ellos la híper-conectividad y el híper-consumo. Estrategia que redundará en la misma dirección entorno a la protección de la salud mental de la comunidad, estrictamente pensado en términos de inclusión social, mismo que acompañará al educando y a su familia, desde el momento de su ingreso a la Escuela, de tal suerte que sea incluido e involucrado en las dinámicas socio-académicas desde el inicio, propendiendo por la adaptación menos traumática y más amable para afrontar los nuevos retos de la Educación desde la cual se enseñe la autogestión y autorregulación emocional, el autoconocimiento, la autopoiesis como eje fundamental en su hacer estudiantil y adquisición del conocimiento; en suma, se pretende la estructuración de un sujeto autónomo, genuino, en tanto inmerso en un multiverso globalizado e híper-dateado desde el multi-relato, en el que se sienta-n parte importante en el andamiaje de la construcción societal, de país y de mundo.
Es conveniente destacar a manera de colofón, que por fortuna, en el tránsito del devenir existencial, atravesados por el dispositivo antropología-axiología-ontología, se avizoran nuevas emergencias en horizontes de futuro, otras racionalidades sobre las que se podrá integrar un nuevo Logos (razón) con otros Pathos (sentimiento) y otros Eros (amor) diferentes a los actuales, permitiendo desde estas urdimbres estructurar fundamentos de unidad, verdad, saber, creer, percibir, idear, soñar, compartir. Motivos suficientes para entender el nuevo direccionamiento a través del cual las cualidades de lo humanescente estarán interactuando entre sí y avanzando hacia otros horizontes de futuro en los que ineludiblemente se transformen los discursos, relatos, representaciones e imaginarios, puesto que se establecerá otra visión de mundo a través de otras triangulaciones diferentes, renovadas y en razón de ello, serán editadas otras percepciones al momento de amar, sentir y desear, entre otras muchas cuali-sensaciones propiciadas desde esta nueva realidad, coligiendo entonces que estamos transitando por entre las emergencias de un nuevo comienzo en el que se encumbra una nueva enunciación que irá demarcando el corpus de las nuevas estéticas educacionales, imprescindibles para la efectividad en la formación de un sujeto auto estructurado y autoestructrandose, que se conoce y reconoce autónomo y propio de un tiempo diferente, un sujeto de la postmodernidad ciudadano del mundo diferente en su forma de ser-sentir-pensar-conocer-hacer-convivir y comunicarse con asertividad desde estas y otras habilidades para la vida incorporadas y dispuestas para desarrollarse y emanciparse en la cotidianidad de la existencia en el marco de la toma decisiones y solución de problemas reales.
Cabe considerar, para que estas emergencias se materialicen, la condición será desaprendernos de las viejas y desgastadas costumbres en las que el abstraccionismo inmerso en todos los campos del saber, en tanto adquirido de las ciencias exactas que todo lo redujo a la lógica del cálculo, a logaritmos, a la racionalización utilitaria de lo real supuesto, que en cuanto más avanza menos se entiende, tomando así estas ciencias las riendas y el statu quo de la verdad frente a la post-verdad.
Para concluir, se dirá que, la humanización de la educación desde la justicia, autocompasión, humildad, empatía, solidaridad e inclusión social, es el verdadero camino por recorrer que liberará a la humanidad de la opresión y la re-colonización ideológica que la subyuga y cosifica pulverizando e (in)visibilizando su condición humana, cosificando su ser, condenándola a la inmersión continua en las penumbras de la neurosis compulsiva y el sufrimiento psicológico incontenible, tragedia, caos psíquico doloroso y degradante que se vierte en una cloaca gestora de toda clase de impedimentos en el equilibrio de la salud mental, precisando que a propósito, se advierte que: “sin salud mental, no hay Salud”.